AIRE
Los árboles purifican el aire que respiramos. Sus hojas y corteza absorben contaminantes y liberan oxígeno. En ciudades, filtran gases nocivos como óxidos de nitrógeno, ozono y monóxido de carbono, y atrapan partículas de polvo y humo. Además, actúan como sumideros de carbono, ayudando a mitigar el cambio climático al reducir los niveles de CO2 en la atmósfera.